Capítulo 22
Lena
Después
del tremendo encontrón con los padres de Laurita decidimos dejarlos solos por
un tiempo y ver cuál era el estado de Alex.
No
había mejorías, estaba despierto pero la vista seguía perdida mirando hacia el
frente sin ninguna dirección en concreto.
Cristian
se sentó en la solitaria sala de espera de ese pequeño sanatorio privado.
Pertenecía a un buen amigo de la familia de Cris.
Tome
el celular y hable primero a francisco explicando la situación y el lugar en
donde estábamos, el decidió encargarse de decirle a su hasta entonces esposa.
Camine hacia dirección de Cristian y me senté a su lado.
-Te
ves muy cansada- comentó Cris
-Sí,
estoy exhausta, en un momento todo se complico más de lo que ya era- agregué
-¿Quieres
ir a descansar?- sugirió
-No,
de ninguna manera, tengo que estar aquí con él, al menos hasta que lleguen sus
padres.
-Está
bien, me quedo acompañándote y después te llevo a tu casa si quieres.
-Sí,
me parece bien, gracias. ¿Sabes? En este momento me pregunto si realmente estoy
viviendo mi vida como yo quisiera hacerlo, si estoy donde quiero…y con la
persona que quiero- termine la oración y voltee a verlo a los ojos.
Había
tanta duda en su mirada, no sabía cómo interpretar mis palabras y
definitivamente me excedí con mis comentarios.
-Todos
nos preguntamos eso lena. Solo queda hacerlo lo mejor posible.
Tomo
mi rostro con sus manos y me abrazo después.
Abruptamente
entraron en la pequeña sala de espera Francisco y su esposa pidiendo informes
del estado de su hijo.
-Todo
sigue igual Francisco, Alex no responde, está fuera de este mundo.
-¿Qué
fue lo que sucedió?-Preguntó Leticia.
-Ya
le he contado a francisco como sucedieron las cosas. Ustedes dos tienen mucho
de qué hablar y en que ponerse de acuerdo, es mejor que los dejemos solos. No
te preocupes por mi hermanito, Cris me llevara a casa para que pueda descansar
un poco, mañana antes de ir a la oficina pasare un rato para ver como siguen
las cosas y por si necesitan descansar un poquito.
Nos
despedimos y partimos rumbo al estacionamiento.
-¿No
tomaremos Taxi?- pregunte a Cristian
-No,
es muy peligroso para ti andar en taxi a esta hora de la madrugada. Le pedí a
Mario, uno de mis mecánicos de confianza que trajera mi camioneta.
Seguramente
sería por el cumulo de emociones que contenía en ese momento, pero note a
Cristian más cercano a mí, y sobre todo, me sentía más segura y cómoda con él.
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