sábado, 13 de febrero de 2016

Dividida_Cap_31

DIVIDIDA
Capítulo 31

Cristian




Lena estaba dispuesta a conversar lo necesario. Lo había buscado desde el día que nos conocimos, esta oportunidad no podía dejarla pasar así que la invite a mi casa.
Desde el momento de la graduación deje de vivir con mi madre y hermanas, el trabajo en los talleres me requería a tiempo completo, opte por acondicionar como un “loft” la bodega en la planta de arriba del taller matriz de la ciudad. Lena no podría escapar sin dejar las cosas claras antes.
Las ventanas amplias estaban abiertas de par en par, dejaban entrar toda la luz del día al lugar, las cortinas verde olivo que daban al piso estaban totalmente corridas.
Al entrar nos acomodamos en el juego de sala que estaba justo a la entrada.
-¿Por qué dices que te vas?-pregunte con voz calmada
-Todo en mi vida esta patas arriba Cristian, incluso tú-tomo mi rostro con ambas manos
-Porque así lo quieres Lena, sabes que te amo, y que estoy dispuesto a todo por nosotros-tome sus manos, las retire de la cara y las puse en mi pecho.
-Te equivocas Cris, Yo necesito encontrarme, ¿Sabes? La única persona que en realidad nos ha separado soy yo, nunca Jorge, o Nam o las habladurías. Siempre he sido yo.
Se levanto del asiento y camino hacia la ventana. La impotencia empezó a apoderarse de mí, ¿Cómo se supone debía reaccionar en un momento como este? Si lena se marchaba probablemente no volvería a verla nunca más.
Fui tras ella y la abrace por detrás, aspire el olor de su cabello y no me separé
-No te vayas Lena, no puedes dejarme así
-Tengo que hacerlo Cristian, tengo que decidir entre hacerte feliz a ti, o ser feliz yo.
-Puedes tener ambos- dije mientras le daba la vuelta para quedar frente a frente.
-En este lugar, en este momento no se puede Cris, estoy Dividida, tú o yo, ya he tomado mi decisión.
Lagrimas empezaron a salir de mis ojos, inmediatamente lo noto, una vez más sostuvo mi rostro entre sus manos, esta vez la bese.
Estaba dispuesto a llegar hasta donde ella lo permitiera, tomando en cuenta que era probablemente la última vez en mi vida que la vería me decidí a guardar un recuerdo dulce de nuestra historia. Siembre quise sentirla mía y probablemente este era el mejor momento.
La tome por la cintura y la subí al pequeño escritorio que teníamos a mano derecha, las respiraciones no esperaron mas, estábamos exaltados, emocionados por el momento, decidí quitar la playera que llevaba, llevaba un precioso brasier deportivo en color rosa mexicano, uno de tantos que le iban a las mil maravillas.
Me miro fijamente a los ojos y opto por quitarme la playera blanca que usaba para correr, con los torsos casi desnudos continuamos con los besos.
Se bajo del escritorio y subió a mis pies, empezamos con una caminata en dirección al sofá. Era ahora o nunca, decidí proseguir con el pantalón, estaba embelesado entre los besos y la idea futura del orgasmo.
Toc, toc, toc, toc.
-Ingeniero, han llegado las piezas del motor que se va a reparar, dice el de la paquetería que este mismito debe firmar, nadie más.
Alberto, el coordinador de los mecánicos había llegado en el momento menos oportuno.
-En un momento bajo Alberto-respondí
Lena se levanto y busco su playera.
-Lena ¿Qué haces?
-Lo siento Cris, estoy muy apenada.
Impedí que se vistiera y la tome de una mano, con la otra levante su rostro sonrojado y la mire.
-Quédate conmigo por favor.
-Lo siento Cris.
Soltó mi mano, se puso la ropa y salió del departamento.

Fue la última vez que la vi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario