Capítulo 31
Cristian
Lena estaba dispuesta
a conversar lo necesario. Lo había buscado desde el día que nos conocimos, esta
oportunidad no podía dejarla pasar así que la invite a mi casa.
Desde el momento
de la graduación deje de vivir con mi madre y hermanas, el trabajo en los
talleres me requería a tiempo completo, opte por acondicionar como un “loft” la
bodega en la planta de arriba del taller matriz de la ciudad. Lena no podría
escapar sin dejar las cosas claras antes.
Las ventanas
amplias estaban abiertas de par en par, dejaban entrar toda la luz del día al
lugar, las cortinas verde olivo que daban al piso estaban totalmente corridas.
Al entrar nos
acomodamos en el juego de sala que estaba justo a la entrada.
-¿Por qué dices
que te vas?-pregunte con voz calmada
-Todo en mi vida
esta patas arriba Cristian, incluso tú-tomo
mi rostro con ambas manos
-Porque así lo
quieres Lena, sabes que te amo, y que estoy dispuesto a todo por nosotros-tome sus manos, las retire de la cara y las
puse en mi pecho.
-Te equivocas
Cris, Yo necesito encontrarme, ¿Sabes? La única persona que en realidad nos ha
separado soy yo, nunca Jorge, o Nam o las habladurías. Siempre he sido yo.
Se levanto del
asiento y camino hacia la ventana. La impotencia empezó a apoderarse de mí,
¿Cómo se supone debía reaccionar en un momento como este? Si lena se marchaba
probablemente no volvería a verla nunca más.
Fui tras ella y
la abrace por detrás, aspire el olor de su cabello y no me separé
-No te vayas
Lena, no puedes dejarme así
-Tengo que
hacerlo Cristian, tengo que decidir entre hacerte feliz a ti, o ser feliz yo.
-Puedes tener
ambos- dije mientras le daba la vuelta para quedar frente a frente.
-En este lugar,
en este momento no se puede Cris, estoy Dividida, tú o yo, ya he tomado mi decisión.
Lagrimas
empezaron a salir de mis ojos, inmediatamente lo noto, una vez más sostuvo mi
rostro entre sus manos, esta vez la bese.
Estaba dispuesto
a llegar hasta donde ella lo permitiera, tomando en cuenta que era
probablemente la última vez en mi vida que la vería me decidí a guardar un
recuerdo dulce de nuestra historia. Siembre quise sentirla mía y probablemente
este era el mejor momento.
La tome por la
cintura y la subí al pequeño escritorio que teníamos a mano derecha, las
respiraciones no esperaron mas, estábamos exaltados, emocionados por el
momento, decidí quitar la playera que llevaba, llevaba un precioso brasier deportivo
en color rosa mexicano, uno de tantos que le iban a las mil maravillas.
Me miro
fijamente a los ojos y opto por quitarme la playera blanca que usaba para correr,
con los torsos casi desnudos continuamos con los besos.
Se bajo del
escritorio y subió a mis pies, empezamos con una caminata en dirección al sofá.
Era ahora o nunca, decidí proseguir con el pantalón, estaba embelesado entre
los besos y la idea futura del orgasmo.
Toc, toc, toc,
toc.
-Ingeniero, han
llegado las piezas del motor que se va a reparar, dice el de la paquetería que este
mismito debe firmar, nadie más.
Alberto, el
coordinador de los mecánicos había llegado en el momento menos oportuno.
-En un momento
bajo Alberto-respondí
Lena se levanto
y busco su playera.
-Lena ¿Qué haces?
-Lo siento Cris,
estoy muy apenada.
Impedí que se
vistiera y la tome de una mano, con la otra levante su rostro sonrojado y la
mire.
-Quédate conmigo
por favor.
-Lo siento Cris.
Soltó mi mano,
se puso la ropa y salió del departamento.
Fue la última
vez que la vi.
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